Cómo Firebox y FireCloud refuerzan la seguridad en entornos híbridos y distribuidos
Hace unas semanas, un ciberataque paralizó las operaciones de la cervecera japonesa Asahi, interrumpiendo su cadena de suministro y afectando la disponibilidad de productos en todo el país. Incidentes como este suelen aprovecharse de la complejidad de las infraestructuras distribuidas, donde una segmentación insuficiente entre los entornos de OT (Tecnología Operacional) e IT (Tecnología de la Información) permite que las amenazas se propaguen lateralmente sin control.
Este caso ilustra cómo una disrupción digital puede tener un impacto directo en el mundo físico, comprometiendo la continuidad operativa y la estabilidad del negocio. Si este ejemplo deja algo claro es que la seguridad basada únicamente en firewalls perimetrales ya no es suficiente. Hoy, las organizaciones necesitan defensas que puedan extenderse a usuarios remotos, sedes distribuidas, nubes públicas y aplicaciones privadas.
Cómo proteger redes distribuidas sin añadir complejidad
En un entorno en el que las redes corporativas están cada vez más distribuidas y los Proveedores de Servicios Gestionados (MSP) tienen que proteger a múltiples clientes, ubicaciones y dispositivos, los errores de configuración, las políticas inconsistentes y la falta de visibilidad se vuelven inevitables. En este contexto, los modelos tradicionales de conectividad y seguridad muestran limitaciones significativas: reaccionan demasiado tarde, dependen de controles locales y crean una superficie de ataque difícil de contener.
Sin una arquitectura unificada que combine capacidades de firewall, zero trust y SASE, mantener políticas coherentes y una postura de seguridad sólida frente a amenazas de nueva generación se vuelve casi imposible. Por eso los MSP necesitan adoptar una arquitectura SASE híbrida, como la combinación de Firebox y FireCloud, para unificar protección y conectividad en una única plataforma que va mucho más allá del perímetro. Este diseño integrado ofrece:
- Cobertura integral en todas las ubicaciones: protegen oficinas, nubes públicas, aplicaciones privadas y usuarios remotos bajo un único marco de políticas unificadas. Esto elimina silos, cierra brechas y garantiza una protección coherente frente a amenazas avanzadas.
- Despliegue rápido y gestión simplificada: la configuración inicial se completa en horas, no en días. Gracias a interfaces y políticas centralizadas, los MSP pueden aplicar reglas consistentes en todas las ubicaciones, reduciendo el riesgo de errores de configuración y mejorando la eficiencia operativa.
- Protección basada en zero trust: mediante controles de acceso granulares y autenticación contextual, los usuarios solo pueden acceder a los recursos que realmente necesitan, evitando el movimiento lateral y minimizando la exposición de datos sensibles.
- Operaciones más eficientes: la gestión nativa en la nube reduce la carga operativa de los MSP, mejora la visibilidad de la red, simplifica los informes y permite una respuesta a incidentes más rápida y automatizada.
- Defensas preparadas para el futuro: con actualizaciones continuas, detección impulsada por IA e integración con inteligencia global de amenazas, estas soluciones se adaptan a las infraestructuras más recientes y a las tácticas de ataque emergentes.
La ciberseguridad ya no es opcional; ahora es un componente esencial de cualquier estrategia de resiliencia corporativa. Para los MSP, esto significa contar con la capacidad de anticiparse a las amenazas, mantener una visibilidad completa de las redes distribuidas, mejorar la recuperación ante incidentes y ofrecer a los clientes una protección coherente sin comprometer la eficiencia operativa. Garantizar una defensa consistente para cada usuario, aplicación y entorno no solo reduce el riesgo; también refuerza la confianza, la continuidad y la resiliencia global frente a un panorama de amenazas cada vez más sofisticado.
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