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IA y experiencia humana: una alianza clave en ciberseguridad

Mientras que muchas tareas de ciberseguridad —como la monitorización de registros, la correlación de eventos o la clasificación de alertas— son repetitivas y operativas, pueden resultar agotadoras para los profesionales del sector; la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un habilitador clave para automatizar procesos, reducir falsos positivos y optimizar la priorización de incidentes. Sin embargo, esto no significa que la ciberseguridad pueda prescindir de capacidades humanas esenciales como la creatividad y el pensamiento crítico. 

A medida que los actores de amenazas desarrollan nuevas formas de infiltrarse en las organizaciones, las capacidades humanas ofrecen una visión más amplia, permitiendo a los analistas interpretar datos históricos o localizar información clave para resolver un incidente. Funciones como la búsqueda proactiva de amenazas (threat hunting) o la interpretación de patrones anómalos requieren habilidades técnicas, juicio analítico y conciencia situacional. Por ello, las organizaciones que integran la IA con las capacidades humanas pueden construir modelos de ciberseguridad más sólidos y resilientes: un enfoque híbrido que les permite anticiparse, detectar y responder de forma eficaz. 

El papel de la experiencia humana en la era de la IA

No cabe duda de que la detección y respuesta ante amenazas ha mejorado considerablemente gracias a los algoritmos de IA, que ayudan a las organizaciones a mantenerse protegidas. La IA eleva el nivel de la ciberseguridad al mejorar aspectos clave como:

  • Detección de anomalías: la IA identifica comportamientos anómalos dentro de grandes volúmenes de datos, revelando posibles amenazas que podrían pasar desapercibidas para los analistas humanos.
  • Priorización de alertas y triaje automatizado: la IA evalúa factores como el origen de la amenaza, su posible impacto y los activos críticos de la organización para priorizar incidentes en función del riesgo real. Esto reduce la carga de trabajo de los equipos de seguridad, permitiéndoles centrarse en los incidentes más críticos desde el primer momento.
  • Respuestas automatizadas: los sistemas basados en IA pueden responder automáticamente ante amenazas comunes, acortando los tiempos de reacción y liberando a los analistas para que se ocupen de incidentes más complejos.

A pesar de estas mejoras, la inteligencia artificial está limitada por los datos que procesa. A menudo no puede justificar sus decisiones ni tener en cuenta riesgos empresariales o estrategias más amplias.

A diferencia del juicio humano, la IA está diseñada para optimizar resultados sin aplicar razonamientos éticos. Por eso, las capacidades humanas siguen siendo imprescindibles en áreas como:

  • Toma de decisiones intuitiva: la experiencia permite a los analistas responder de forma intuitiva y con conocimiento ante escenarios de amenazas ambiguos.
  • Comprensión contextual: los expertos pueden entender el contexto más amplio de los eventos de seguridad y analizar los datos con un nivel de detalle y matices que la IA aún no alcanza.
  • Juicio ético: la toma de decisiones debe considerar principios éticos y marcos legales, algo que solo el juicio humano puede garantizar para que la IA actúe dentro de límites aceptables.

Cuando se trata de threat hunting y respuesta ante incidentes, las organizaciones deben ser cautelosas al implementar IA. Los modelos autónomos de IA y no supervisados pueden derivar en una asignación ineficiente de recursos, análisis sesgados o interpretaciones erróneas del panorama de amenazas, perjudicando gravemente las operaciones de ciberseguridad. El verdadero valor de la IA reside en actuar como una extensión del conocimiento humano. Su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos solo se aprovecha al máximo cuando se combina con la intuición, el juicio ético y la comprensión contextual que solo los profesionales de seguridad pueden aportar.

El servicio Managed Detection and Response (MDR) permite a empresas, MSP e incluso a algunos MSSP reforzar su ciberseguridad externalizando la detección, investigación y respuesta de amenazas 24/7 a un equipo especializado. Este modelo combina la velocidad y precisión de la IA con la experiencia de analistas humanos capaces de identificar señales sutiles que los sistemas automatizados pueden pasar por alto. Al tratarse de un servicio externo, las organizaciones y los MSP pueden acceder a estas capacidades avanzadas sin necesidad de realizar grandes inversiones en recursos internos, lo que convierte al threat hunting en un proceso más preciso, estratégico y adaptado al contexto real de cada entorno.

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